Estimulan el crecimiento vegetal: Se cree que canalizan o redistribuyen la energía electromagnética natural, promoviendo un desarrollo más vigoroso.
Mejoran la absorción de nutrientes: Favorecen una mayor eficiencia en la asimilación de minerales del suelo por parte de las raíces.
Favorecen la actividad microbiana benéfica: Al modificar ligeramente el entorno electromagnético del suelo, pueden incentivar la actividad de microorganismos saludables.
Reducción del estrés ambiental: Ayudan a las plantas a tolerar mejor condiciones adversas como sequía ligera, calor o suelos empobrecidos.
Tecnología pasiva y natural: No requiere electricidad ni mantenimiento; una vez colocadas, actúan de forma constante.
Complemento ecológico: No contamina y puede usarse junto con prácticas orgánicas y biodinámicas.